Desde hace algunos años Rosa, mi bisabuela empezó a padecer una enfermedad que tal vez es muy común al llegar a la vejez, el Alzheimer. Esto conllevó a que de mi parte conviviera con ella de forma más constante, cada día que compartía con ella se convertía en un destello de interrogantes que me hacía y de los cuales no encontraba respuestas, pues ¿Cómo se extraña lo que no se recuerda? ¿Cómo es posible tener recuerdos lúcidos de una vida pasada y ninguno del presente? Así pues, me empecé a interesar mucho más por el personaje tan complejo de Rosa, quien cada día me sorprendía con su auténtica forma de ser, sus canciones que reflejaban una tristeza profunda y sus historias detalladas y entretenidas de 30 años atrás. Fue entonces que decidí retratar en la pantalla la realidad que vive mi bisabuela y el Alzheimer que cada día aparece para nublar su memoria y como esos recuerdos aún latentes de su pasado aparecen en su mente para aliviar el profundo vacío que la sumerge en su cotidianidad. Sombras color Rosa, más que retratar un lado bello de la vejez, nace de la intención de mostrar un lado más complejo de lo que es vivir día a día en esta etapa, afrontando las diversas dificultades que esto conlleva como la pérdida de la memoria.